CRÓNICA

Las y los verdaderos chilenos por Jonathan Cárcamo

El consejo constitucional ha finalizado su labor con un texto sumamente mezquino, identitario y conservador. A lo largo del proceso, fue pan de cada día la interpelación de consejeros y consejeras del bloque Unidad Para Chile hacia la derecha, quienes desoyeron sistemáticamente las sugerencias y optaron por escribir una constitución hecha a su medida.

Prueba de esto fue el discurso final de quien ejerció como Presidenta del Consejo, Beatriz Hevia, militante del partido republicano, al dar muestras de que consideran que solo su visión de sociedad es la correcta. Hay distintos pasajes que corroboran lo planteado, siendo el que ha causado mayor reverberación cuando, al citar un artículo de un periodico hace aproximadamente 200 años, menciona a los verdaderos chilenos, frase que, por responsabilidad política e histórica, no puedo eludir.

Al mencionar que existen los verdaderos chilenos se dice al mismo tiempo que existen los falsos chilenos. Con esto cabe preguntarse: ¿Quiénes son los verdaderos chilenos?. Por su posición de presidenta al pronunciar el discurso es plausible pensar que se refiere a quienes estén de acuerdo con la propuesta de constitución, o mejor dicho, su propuesta de constitución que dejó fuera a millones de chilenos y chilenas.

No son falsas chilenas las niñas que abortan por alguna de las 3 causales, siendo la mas usada en su rango etario la causal por violación. No son falsos ni falsas chilenas las y los trabajadores que se organizan y en caso de considerarlo necesario se movilizan para poder optar a condiciones laborales y salariales dignas. No son falsos chilenos las y los estudiantes que se han movilizado por una educación que no dependa del poder adquisitivo de la familia. En fin,sostengo que no son falsos chilenos los actores sociales mencionados que serán perjudicados en caso de aprobarse la propuesta constitucional ni mucho menos quienes decidan votar en contra de la propuesta de constitución que será plebiscitada el 17 de diciembre.

Sin embargo, más allá de la coyuntura, la preocupación por la frase que pronunció la militante del Partido Republicano excede lo netamente constitucional. Ellos creen en que la política se trata de buenos y malos, verdaderos y falsos y tengo la férrea convicción de que no es así y, que la postura defendida por Hevia, solo provoca más división y la historia nos demuestra que no es la democracia el sistema que se nutre con ello.

Es peligroso y, por lo tanto,  es necesario levantar las alarmas correspondientes. Tal como la presidenta del Consejo y su partido, la propuesta constitucional es peligrosa para los avances que hemos logrado las últimas décadas y, aún más, para el futuro de nuestro país por lo que, siendo orgullosamente chileno y magallánico, votaré en contra el 17 de diciembre.